POLITICA
17 de diciembre de 2025
De la Cancha a la Política: La Revolución del Deporte Social en el Este de Mendoza

En el Este de Mendoza, donde muchas veces los recursos son escasos pero la solidaridad abunda, hay historias que merecen ser contadas. Historias de compromiso sostenido, de trabajo silencioso y de una profunda vocación social. Las de Walter Magnaldi y Ricardo “Richard” Cobo son dos de ellas.
Profesores de Educación Física, amigos y compañeros de camino, que desde hace más de 30 años vienen utilizando el deporte como una poderosa herramienta de inclusión, formación y transformación social.
El deporte como punto de partida
Lejos de entender al deporte solo como competencia, Magnaldi y Cobo lo concibieron siempre como un espacio de encuentro, contención y aprendizaje. Fútbol infantil, ligas barriales, encuentros comunitarios, recuperación de clubes y creación de instituciones fueron algunas de las acciones que marcaron su recorrido.
Pero su aporte va más allá de la práctica deportiva. Ambos son autores y fundadores de un pensamiento crítico del Deporte Social, construido desde el territorio, basado en la pedagogía del emergente barrial: una mirada que parte de la realidad concreta de los barrios, de las necesidades reales de los pibes, de las familias y de las comunidades, y que propone un nuevo modelo de intervención social, donde el deporte es herramienta educativa, política y cultural.
Este enfoque, forjado en la cancha, en el club y en la calle, cuestiona los modelos tradicionales y asistencialistas, y propone procesos participativos, inclusivos y transformadores, con protagonismo comunitario.
Walter Magnaldi: gestión, instituciones y participación
Walter Magnaldi, profesor y licenciado en Educación Física, es una referencia indiscutida del deporte social en el departamento de Rivadavia y en toda la zona Este. Con más de tres décadas de trabajo territorial, fue impulsor y creador de ligas, acompañó a clubes en situaciones críticas y hoy se desempeña como presidente de la Liga de Fútbol del Este, articulando con instituciones de la región y de distintos puntos del país.
“Siempre tuvimos un compromiso institucional muy fuerte, defendiendo la democratización de las entidades y recuperando instituciones que estaban prácticamente desaparecidas”, sostiene Magnaldi. Su trayectoria está atravesada por la gestión colectiva, la participación y la convicción de que el deporte debe ser inclusivo, accesible y formador de ciudadanía.
Desde su mirada, el deporte social no es una actividad aislada, sino parte de un entramado más amplio que incluye educación, trabajo, cultura y organización comunitaria.
Ricardo Cobo: deporte, comunidad y resiliencia
En Santa Rosa, y particularmente en Las Catitas, la figura de Ricardo “Richard” Cobo está profundamente ligada al crecimiento del deporte social. Profesor de Educación Física con más de 30 años de experiencia, trabajó en fútbol, vóley y tenis, impulsó escuelas deportivas, ligas locales y proyectos inclusivos, integrando a niños y jóvenes con discapacidad.
Su compromiso con la comunidad va mucho más allá del deporte. En 2006 fue concejal y, aun fuera de la función pública, continuó acompañando a clubes, escuelas, cooperadoras, centros tradicionalistas y organizaciones sociales, siempre desde una lógica de cercanía y participación real.
Durante la pandemia de COVID-19, Richard atravesó uno de los momentos más difíciles de su vida. Estuvo gravemente enfermo y permaneció internado en estado delicado en el Hospital del Carmen. La atención médica recibida y el acompañamiento de su familia, amigos y de todo el pueblo marcaron profundamente su mirada sobre la vida, la salud pública y el compromiso social.
Antes de enfermarse, Cobo había manifestado una propuesta poco habitual en la política: presentarse como concejal y donar el 100% de su sueldo a las instituciones sociales de Santa Rosa. La enfermedad lo obligó a postergar ese proyecto, pero hoy, totalmente recuperado, retoma esa idea con más fuerza y convicción.
De la cancha a la política: un nuevo desafío
El recorrido de ambos profesores los llevó a compartir una misma reflexión: muchas de las problemáticas que enfrentan los jóvenes, las familias y las instituciones deportivas tienen raíces estructurales que también deben abordarse desde la política.
Magnaldi plantea la necesidad de “construir un espacio amplio, participativo y transparente, donde el objetivo sea el departamento y no los intereses de unos pocos”. En su mirada, Rivadavia necesita un cambio de matriz productiva, un plan de viviendas, apoyo real a emprendedores, impulso al cooperativismo y una fuerte inversión en la formación de nuevos cuadros: docentes, profesionales, hacedores culturales y referentes sociales.
Cobo, desde Santa Rosa, comparte esa visión. Sus propuestas están vinculadas a fortalecer la salud pública —especialmente para los sectores más humildes—, acompañar a los ganaderos que hoy reciben escaso apoyo estatal, generar trabajo genuino a partir de la producción local, el cooperativismo y el deporte social, y impulsar políticas de acceso a la vivienda, entendiendo que sin techo, sin trabajo y sin oportunidades, no hay inclusión posible.
También pone el foco en mejorar las condiciones de los jóvenes que estudian y sobreviven con becas insuficientes, promoviendo políticas que les permitan proyectar su futuro sin tener que abandonar su departamento.
Una de sus ideas más contundentes es volver a proponer la donación total del sueldo de concejal, con un mecanismo de transparencia: publicación del bono de sueldo en redes sociales y entrega directa a clubes, cooperadoras escolares, asociaciones de jubilados, grupos de danza, cooperativas, centros tradicionalistas y organizaciones comunitarias.
Un legado que se construye todos los días
Lo que une a Walter Magnaldi y Ricardo Cobo no es solo la amistad ni la profesión, sino una manera de entender el rol social del deporte y de la política. Durante años trabajaron casi sin recursos, sosteniéndose con el esfuerzo de las familias, de los clubes y de la comunidad, recuperando espacios y generando oportunidades donde muchas veces no las había.
Como educadores, gestores y pensadores del deporte social, construyeron una mirada crítica, territorial y profundamente humana, basada en la pedagogía del emergente barrial y en la convicción de que el cambio verdadero nace desde abajo.
Hoy, en la antesala de un proceso electoral, ambos buscan trasladar esa experiencia al ámbito institucional, convencidos de que la participación, la transparencia y el compromiso social no son discursos, sino prácticas cotidianas.
Más allá de los resultados electorales, su historia ya dejó huella en miles de niños, jóvenes y familias del Este de Mendoza. Un legado de esperanza, trabajo colectivo y amor por la comunidad, nacido en las canchas, pero proyectado hacia un futuro con más inclusión, trabajo, viviendas y oportunidades para todos.
Por El Vocero del Este
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